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Barnes revela los 5 destinos de montaña más exclusivos
Barnes presenta los cinco destinos de montaña más exclusivos para 2025: Aspen-Snowmass, los Alpes Suizos, los Alpes Franceses, Lech Zürs y Whistler Blackcomb.
El mercado inmobiliario de lujo en destinos de montaña atraviesa un momento de consolidación y crecimiento sostenido. Según el Barnes Global Property Handbook 2025, cinco enclaves internacionales destacan como los preferidos por los compradores de alto poder adquisitivo que buscan naturaleza, privacidad y calidad de vida. Desde las Montañas Rocosas de Colorado hasta los Alpes europeos y las cumbres de Canadá, estos destinos combinan esquí, bienestar y oportunidades de inversión excepcionales.
‘Los destinos de montaña se han convertido en auténticos refugios de lujo donde se combinan naturaleza, exclusividad y bienestar. Cada vez más compradores buscan en ellos una forma de vida equilibrada y segura, con el valor añadido de una inversión sólida en el tiempo’, afirma Alvise Da Mosto, Managing Partner de Barnes España.
Aspen-Snowmass, Colorado, Estados Unidos: la joya de las Montañas Rocosas
Celebrando su legado de más de siete décadas, Aspen-Snowmass continúa siendo el epicentro del lujo alpino norteamericano. Famosa por sus pistas legendarias y su vibrante vida cultural, la localidad ofrece una combinación inigualable de ocio, gastronomía y arte.
Los barrios más codiciados, Downtown, West End y Red Mountain, atraen a una clientela internacional que busca chalés contemporáneos o condominios renovados. El mercado local registra incrementos sostenidos de hasta el 20% anual en propiedades de lujo, impulsado por la llegada de compradores europeos y latinoamericanos. Eventos como el Aspen Ideas Festival o el Aspen Music Festival refuerzan su atractivo global, consolidando su posición como el destino montañés más prestigioso de Estados Unidos.
Los Alpes Suizos: Crans-Montana, Verbier, Gstaad, Zermatt y Andermatt
Suiza reafirma su posición como refugio seguro para los grandes patrimonios y como sinónimo de elegancia, estabilidad y exclusividad. Crans-Montana combina la sofisticación internacional con un entorno natural privilegiado, impulsada por la llegada de marcas hoteleras de prestigio como Six Senses. Verbier con su equilibrio entre lujo discreto y espíritu deportivo, registra aumentos de precio de hasta el 10% en chalés y apartamentos de alta gama.
Gstaad destaca por su refinamiento y su sentido de comunidad, manteniéndose como uno de los mercados más estables y exclusivos del país. Por su parte, Zermatt y Andermatt representan la unión entre tradición y modernidad: el primero, símbolo del auténtico espíritu alpino; el segundo, referente del lujo contemporáneo y el desarrollo sostenible.
En conjunto, los Alpes suizos ofrecen seguridad, rentabilidad y una calidad de vida inigualable, consolidándose como uno de los destinos más deseados por los compradores internacionales de propiedades de lujo.
Los Alpes Franceses: Megève, Chamonix-Mont-Blanc, Courchevel y Méribel
La elegancia saboyana se reinventa. Megève mantiene su posición como sinónimo de arte de vivir, con un mercado sólido donde la demanda de chalés familiares y apartamentos céntricos supera la oferta. Chamonix, capital del alpinismo, consolida su atractivo gracias a su vida cultural y deportiva durante todo el año, con precios que superan los 16.000 €/m² en pisos en zonas exclusivas.
Courchevel y Méribel, en el corazón de los Tres Valles, refuerzan su atractivo con la preparación de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2030, impulsando la renovación de infraestructuras y la revalorización inmobiliaria.
En conjunto, los Alpes franceses combinan tradición, lujo y dinamismo, consolidando su posición como el principal mercado alpino europeo para inversores internacionales.
Lech Zürs, Austria: elegancia discreta y sostenibilidad
Entre los destinos más exclusivos de Europa, Lech Zürs destaca por su autenticidad y su compromiso con la sostenibilidad. Este enclave del Vorarlberg, refugio de familias aristocráticas y círculos empresariales europeos, ofrece el dominio esquiable más grande de Austria.
Con precios que oscilan entre 15.000 y 20.000 €/m², el mercado se mantiene estable y selectivo, con una demanda impulsada por compradores de la Unión Europea que buscan privacidad y estilo de vida alpino. El equilibrio entre tradición, arquitectura protegida y desarrollo sostenible garantiza su atractivo a largo plazo, reforzando su posición como modelo de turismo responsable en los Alpes.
Whistler Blackcomb, Canadá: naturaleza, rentabilidad y recuperación
A 120 kilómetros de Vancouver, Whistler Blackcomb se mantiene como otro de los grandes referentes del esquí norteamericano. Tras el auge post-Covid, el mercado experimentó en 2024 una moderación con una caída del 25% en el volumen de ventas, aunque los analistas han previsto una recuperación progresiva en 2025 gracias a la bajada de los tipos de interés.
El precio medio de un chalé de lujo se situó en 2,153,000 millones de euros, frente a 1,046,000 millones para casas adosadas y 527.000 euros para apartamentos. Se registró una venta récord de 5,351,000 millones de euros durante el año. La demanda de alquiler vacacional sigue al alza, con propietarios que obtienen rentabilidades significativas ante la preferencia de los turistas por alojamientos privados y personalizados.
Con su tasa de nieve garantizada, su accesibilidad a Vancouver y un entorno natural incomparable, Whistler se consolida como una apuesta segura para quienes buscan una residencia principal o secundaria con proyección de revalorización.
Desde las cumbres de Colorado hasta los Alpes europeos y las montañas canadienses, los destinos de montaña se posicionan como el nuevo eje del lujo inmobiliario internacional. Su oferta combina bienestar, exclusividad y rentabilidad, en entornos que garantizan estabilidad, privacidad y un estilo de vida incomparable.
Expreso. Redacción. J.R
Centroamérica, un destino que redefine la distancia y el tiempo
Entre dos océanos y decenas de culturas, el istmo más diverso del mundo invita a abrir una puerta hacia experiencias transformadoras.
El viaje no empieza cuando el avión despega. Comienza cuando el deseo de escapar de la rutina se transforma en curiosidad por lo desconocido. A veces, esa curiosidad se dirige hacia un punto en el mapa que parece distante, pero que, en realidad, está mucho más cerca de lo que imaginamos.
A doce horas de vuelo desde Europa, Centroamérica se revela como una puerta abierta al otro lado del tiempo. Una franja de tierra suspendida entre dos océanos, donde el amanecer puede pertenecer al Caribe y el atardecer al Pacífico.
Aquí, cada kilómetro recorrido ofrece un rostro diferente del mundo: el aroma del café, el sonido del mar, la silueta de un volcán que respira, el color de un mercado o el vuelo de un colibrí sobre una flor tropical. Viajar a esta región no es cruzar el mapa: es abrir una puerta a lo inesperado.
Siete países, una sola esencia
En Belice, el Caribe se sumerge en el segundo arrecife de coral más grande del planeta. En Guatemala, los volcanes enmarcan los templos mayas y las ciudades coloniales respiran historia viva. El Salvador, el más pequeño, condensa una energía volcánica que se siente en cada ola y en cada taza de café recién tostado.
Honduras es un puente entre el Caribe y la selva, donde el tiempo parece detenerse en los muros de Copán o en las profundidades de Roatán. En Nicaragua, los lagos y volcanes dialogan con el arte y la poesía, mientras que Panamá es el punto donde el mundo se cruza: un lugar donde los barcos y las culturas confluyen entre dos mares.
Finalmente, República Dominicana pone ritmo al corazón del Caribe con su calidez, su música y su sonrisa inconfundible.
Cada país es una llave que abre una dimensión distinta del viaje, pero todos comparten algo esencial: la autenticidad.
Centroamérica invita a resignificar la distancia. Lo que en el mapa puede parecer lejano, en la experiencia se transforma en cercanía.
En un mismo día, un viajero puede pasar de una mañana fría en uno de sus puntos más altos a un atardecer tibio frente a sus costas, con los pies descalzos sobre la arena. Doce horas separan la rutina del descubrimiento; doce horas que lo cambian todo.
El tiempo no siempre se mide en minutos, sino en emociones. En Centroamérica, el reloj se detiene para dar paso a otra cadencia: la del oleaje, el canto de las aves, la vida que transcurre sin prisa, pero con intensidad.
Viajar a esta parte del mundo es una experiencia de alta recompensa. No se trata de lujo ostentoso, sino de lujo emocional: autenticidad, cercanía y diversidad.
Aquí, la naturaleza no se visita, se habita. El viajero se sumerge en selvas que respiran, bucea entre corales, recorre senderos tropicales o se deja llevar por la brisa de bosques. Cada rincón ofrece una promesa distinta: la aventura, la calma o la introspección.
Centroamérica no es un destino: es un tránsito entre dimensiones. Un lugar donde los océanos se tocan y los días parecen más largos porque cada uno contiene muchas vidas. Quien cruza esta puerta descubre que no hay distancias imposibles, sino formas distintas de medir el tiempo.
Aquí, el viajero deja de correr detrás de los relojes y empieza a escuchar el pulso de la Tierra. Entre volcanes y arrecifes, entre la selva y el mar, Centroamérica enseña que viajar no es moverse, sino transformarse. Y que a veces, la puerta que se abre no está en el mapa, sino dentro de uno mismo.
Exprso. Redacción. J.R
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