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Denominado ‘Pasión por volar’, el nuevo avión mejora la eficiencia operativa y fortalece el plan de modernización de la compañía.

Azul, la aerolínea más grande de Brasil en cuanto a ciudades atendidas y rutas nacionales directas, recibió hoy su decimotercer Embraer 195-E2, entregado en 2025, consolidando su compromiso con la renovación continua de su flota y la búsqueda de una mayor eficiencia operativa.

El nuevo avión, con matrícula PS-FGE y bautizado como ‘Pasión por Volar’, forma parte del plan estratégico de modernización de la flota de la compañía, que busca reducir los costos por asiento y ofrecer aún más comodidad a sus clientes. La incorporación del E2 también contribuye a la estrategia de eficiencia económica de Azul.

El modelo ofrece una reducción del 26% en el CASK (costo por asiento-kilómetro disponible) en comparación con su predecesor, además de apoyar el proceso de reducción de la edad promedio de la flota, ampliando la participación de aeronaves de nueva generación en la operación de la compañía.

‘El E2, además de modernizar la flota de Azul, siendo una de las más jóvenes del mercado aéreo brasileño, representa la conexión de nuestra empresa con Brasil. Además de ser una aeronave fabricada en suelo brasileño, que enarbola los colores de la compañía más admirada del país, también ofrece varios indicadores de eficiencia operativa, lo que reduce los costos por asiento-kilómetro y nos permite volar cada vez más a ciudades del interior con menor demanda que las grandes ciudades’, destaca Alex Malfitani, vicepresidente de Finanzas de Azul.

El Embraer 195-E2 es el avión comercial más moderno jamás fabricado en Brasil, con capacidad para hasta 136 pasajeros, equipado con wifi a bordo y pantallas individuales en todos los asientos. Sus motores de última generación permiten una reducción de hasta un 29 % en las emisiones de CO₂ en comparación con la generación anterior, además de menores niveles de ruido y mayor comodidad a bordo.

Expreso. Redacción. J.R

En la provincia de Buenos Aires, diciembre huele a fruta fresca. El calor del verano recién nacido madura colores, perfumes y sabores que llegan a las mesas navideñas como pequeños fragmentos de territorio.

La tradicional ensalada de frutas —simple y generosa— se transforma entonces en un mapa: una forma de recorrer campos, chacras y quintas sin moverse de la sobremesa. Un bocado que anticipa el viaje por los distintos destinos bonaerenses. 

Cada fruta cuenta un paisaje. El durazno, por ejemplo, tiene sabor a San Pedro: a días largos, a quintas donde el sol se queda un rato más sobre la piel del fruto antes de caer la tarde.

Al noreste, los arándanos de Castelli aportan su estallido azul: pequeños, intensos, casi eléctricos, fruto de un trabajo paciente y delicado. 

En el centro de la provincia de Buenos Aires, la producción agroecológica de kiwi suma identidad y experiencia.

En Saladillo, Kiwis Saladillo abre sus tranqueras para ampliar la propuesta turística local con visitas a la plantación que invitan a recorrer el campo y conocer el trabajo detrás del fruto.

Acompañados por Oscar y María Dellatorre, quienes visitan el lugar se interiorizan en cada etapa del cultivo, desde la polinización hasta la cosecha. ‘Nuestros visitantes pueden ser cosecheros por un día’, afirma María. El recorrido se completa con degustaciones y momentos de contacto directo con la producción, poniendo en valor la agricultura sustentable y los emprendimientos de la zona.

‘Somos productores de kiwi en el centro de la provincia, algo poco común en esta región. Es un desafío, pero también una oportunidad para pensar en una agricultura más diversa y con valor agregado’, agrega la propietaria de la iniciativa.   

La cosecha se realiza entre marzo y abril, pero su presencia se extiende más allá del calendario productivo. ‘No utilizamos cámaras de frío: cosechamos y vendemos enseguida en los mercados’, remarca. 

Esto permite que el kiwi bonaerense pueda encontrarse durante el verano en verdulerías de la región y en distintos puntos de la provincia. Por su color intenso, su frescura y su aporte de vitaminas, es un ingrediente ideal para la ensalada de frutas: ‘aporta color, es atractivo a la vista y queda muy bien en el plato’, destaca María, con el deseo de que, aún fuera de temporada, el trabajo local también llegue a las mesas navideñas. Otros destinos con plantaciones de Kiwis son Mercedes y Madariaga, ambos proponen actividades turísticas. 

En el sur bonaerense, en el Pueblo Turístico de Barker, partido de Benito Juárez, la frambuesa y la zarzamora pintan el verano de rojo profundo. Allí funciona Estación Barker, una de las pocas plantaciones de frutos finos de la región abiertas al público, donde la experiencia productiva se vive de cerca.

El recorrido invita a conocer el cultivo, caminar entre las hileras y comprender el trabajo que hay detrás de cada fruto, en un entorno rural que combina naturaleza, sabores y saberes locales. La temporada fuerte coincide con diciembre, aunque el clima siempre marca el pulso del trabajo.

‘La cosecha en esta época suele darse bien, aunque la primavera puede venir con muchas lluvias’, explica Sebastián Rodríguez, a cargo de la plantación. Por su intensidad y equilibrio, la frambuesa es ideal para la ensalada de frutas navideña: ‘aporta color, sabor y la acidez justa’. Y con orgullo dice: ‘que nuestra producción llegue a la mesa en Navidad y que muchas familias puedan disfrutar un producto cultivado en Barker tiene un valor muy especial’. 

En San Pedro, el paisaje se tiñe de aromas dulces y cítricos. Reconocida por su tradición frutícola, la ciudad es tierra de duraznos y naranjas que crecen a orillas del Paraná y forman parte de su identidad productiva.

Quintas y emprendimientos locales abren sus puertas para mostrar el trabajo en los montes frutales, donde el ritmo de las estaciones marca la cosecha y la fruta fresca se convierte en protagonista de ferias, sabores regionales y experiencias que conectan campo, río y gastronomía. 

Los arándanos, por su parte, encuentran un entorno ideal entre suelos fértiles y clima templado en el municipio de Castelli. Este fruto delicado y de intenso color azul se cultiva en establecimientos que apuestan a la calidad y al cuidado del entorno, sumando valor a la producción.

Durante la temporada, la experiencia invita a conocer el cultivo de cerca, descubrir el proceso que va de la planta a la mesa y disfrutar de un producto que combina frescura, sabor y perfil saludable, en plena llanura bonaerense. 

Todo este paisaje frutal habla de cercanía: de productos que viajan poco, de manos que trabajan mucho y de familias que preparan la tierra durante todo el año. Cada testimonio —cada voz que vive la cosecha desde adentro— suma una dimensión humana a la escena navideña. 

Preparar una ensalada de frutas con productos bonaerenses no es solo elegir sabor; es elegir identidad. Es llenar un recipiente de verano, de historias, de paisajes y de trabajo rural. Un gesto simple que celebra lo que crece en la Provincia Bonita Argentina, donde la tierra, el clima y la tradición se encuentran.

Expreso. Redacción. A.F

Tal cual: crecimiento, o sea más turistas; y sostenible, o sea que no cause ningún impacto, porque lo sostenible es aquello que la propia capacidad de regeneración de un territorio se puede permitir. Este es el objetivo que ha dicho la patronal empresarial de Baleares que quiere para el futuro del turismo en el archipiélago, según han reproducido incontables medios. Quieren un cambio, pero un cambio que no suponga un límite al turismo, o sea que siga creciendo. Pero ese crecimiento, añaden, ha de ser sostenible.

Realmente este concepto resulta muy difícil de entender porque Baleares, como incontables otras regiones turísticas del mundo, sólo es capaz de atender a sus visitantes porque importa de tierra firme la gran mayoría de sus productos de consumo, desde los combustibles a la leche, del jamón a la margarina, de los tomates a las acelgas. No es que todo, absolutamente todo, venga del continente, pero sí es cierto que los casi dos millones de personas que en algunos momentos del verano llegan a juntarse en las islas Baleares, ni aunque lo quisieran, podrían ser abastecidos con la producción local. Directamente no basta.

Baleares tuvo en el pasado, pasado bastante lejano, una notable capacidad de abastecer su propio consumo. En los años ochenta del siglo pasado, las islas tenían medio millón de habitantes y contaban con una producción agrícola de cierta importancia. Pero desde entonces a hoy la población ha aumentado, tanto la fija –superando hoy el millón de habitantes– como la flotante, y la producción agrícola ha ido descendiendo hasta el punto de que hoy prácticamente sólo quedan algunos cultivos que por calidad y precio pueden sobrevivir.

En ese contexto, con el miedo a que la caída de los mercados británico y alemán para 2026 pueda ser tan grave como se pronostica, la patronal de Baleares ha anunciado que quiere crecimiento y sostenible.

Curioso, por supuesto.

 

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TAP Air Portugal ha sido nombrada una vez más ‘Mejor Aerolínea de Europa’, por la revista Global Traveller.

Este es el decimoquinto año consecutivo que TAP ha sido nombrada Mejor Aerolínea de Europa por los lectores de la revista. La 22.ª edición de los premios Global Traveller Tested Reader Survey Awards se celebró en Miami, Florida.  

Fernanda Ottavio, directora de Ventas y Marketing de TAP para Norteamérica, afirmó que ‘en TAP, nos sentimos honrados de haber sido nombrados Mejor Aerolínea de Europa por decimoquinto año consecutivo, tras la votación de los lectores de Global Traveler. Alcanzar la cima es un logro; permanecer allí durante 15 años demuestra un compromiso inquebrantable. Esto refleja la dedicación de nuestros equipos, que ofrecen excelencia a diario, y la confianza de nuestros pasajeros, que siguen eligiéndonos para llevarlos más lejos’.  

La encuesta de la revista estadounidense pide a los lectores que son pasajeros frecuentes de clase ejecutiva que nominen a las mejores compañías en varias categorías, distinguiendo aerolíneas, hoteles, programas de fidelización y productos relacionados con viajes en más de 80 categorías.  

TAP vuela desde Lisboa y Oporto a diez ciudades de América del Norte, incluidas Boston, Los Ángeles, Chicago, Nueva York, San Francisco, Washington, Miami, Cancún, Montreal y Toronto.

El equipo de TAP Air Portugal acepta el 15º premio consecutivo a la mejor aerolínea de Europa en la 22ª edición anual de los GT Tested Reader Survey Awards, junto con el premio Crystal Status.  

Expreso. Redacción. J.R

Fue un avión que protagonizó la historia de Iberia y de muchas otras aerolíneas en el mundo: el DC8 de McDonnell Douglas, que empezó a volar por primera vez hace 66 años, ha visto estos días cómo la última unidad matriculada en Estados Unidos, con 57 años de edad, dejaba de operar (Este es el único DC8 que aún vuela en el mundo).

Lo recuerda Simple Flying en sus siempre interesantes investigaciones sobre aviación: el avión matrícula N782SP operaba aún para una ONG cristiana denominada La Cartera del Samaritano, hasta que ha encontrado un reemplazo moderno. O más moderno.

El DC8 fue la competencia del 707 de Boeing y durante mucho tiempo era el avión que hacía las travesías de los grandes océanos. Empleaba cuatro motores y, visto con los estándares de hoy, no era lo que llamaríamos económico. La mayor parte de estos aparatos dejaron el servicio comercial con la entrada de los 747 y sobre todo de los 767 de Boeing o con los DC10, también del mismo fabricante.

Este último DC8 que se retira de Estados Unidos se había entregado en 1969 a Finnair, la aerolínea de Finlandia, donde operó más de doce años. Después fue vendido a la Fuerza Aérea de Francia, donde estuvo hasta 2004.

Es el último avión de este modelo que opera en Estados Unidos, aunque probablemente haya dos más, uno en el Congo y el otro en Perú, que aún hacen vuelos esporádicos, en ambos casos siempre con carga.

Iberia empleó este modelo en su flota desde 1961. Después, algunos fueron transferidos a Aviaco y otros incluso a la Fuerza Aérea. Uno de estos aviones se estrelló en Canarias, cuando operaba para Aviaco y realizaba un vuelo de posicionamiento sin pasajeros, causando la muerte de los diez tripulantes que iban a bordo.

En España, además de operar para Iberia, fue empleado por Spantax, la aerolínea de la familia Bay, que llegó a tener seis aviones de este modelo.