Escapada AEPT a las Edades del Hombre 2014

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Bajo el título “Visita a las Edades del Hombre, Enoturismo y Ribera del Duero” y formando parte del programa de actividades culturales y, porqué no, recreativas de la A.E.P.T., tuvo lugar los pasados días 27 y 28 de septiembre un recorrido por diversas localidades segovianas y burgalesas cuyo colofón fue la visita guiada a la exposición que dentro del ciclo de las Edades del Hombre y bajo el título “Eucharistia” tenía su sede en las iglesias de Santa María y de San Juan Bautista de la localidad burgalesa de Aranda de Duero.

Pero como no solo de arte vive el hombre y la cultura es un concepto muy amplio en el que tienen cabida todas aquellas actividades que producen una agradable sensación a nuestros sentidos, que mejor inicio de nuestro peregrinaje, no por casualidad nos encontramos en la Ribera del Duero, zona vitivinícola por excelencia, que una visita a una de las bodegas emblemáticas de la zona.

La escogida para tan señalada ocasión fue Bodegas Valdubón, una empresa fundada en el año 1997 d.C., situada en la localidad burgalesa de Milagros y acogida a la Denominación de Origen Ribera del Duero.

En nuestra visita, comentada y guiada por el enólogo de la bodega, pudimos seguir todo el proceso de vinificación desde el momento en que la uva, de la variedad “tinta del país”, también llamada “tinta fina” o más habitualmente “tempranillo”, es recolectada y descargada en la nave de la bodega hasta que tiempo después, depende del tipo vino que se desee obtener, joven cosecha, roble, crianza o reserva, y siempre en base a las cualidades y calidades de la uva, descorchamos unas botellas.

Y como no hay mejor maestro que fray ejemplo, tras el recorrido en el que abundaron las personas que tomaron buena nota de los comentarios de nuestro guía, llegó el momento de proceder a poner en práctica lo aprendido, es decir, realizar una cata de los cuatro tipos de vino que comercializa la bodega a base únicamente de uva tempranillo, también elabora otros vinos en los que junto a la anterior intervienen variedades como la merlot o la cabernet souvignon, curso que fue seguido con gran interés por los participantes.

Prueba del aprovechamiento del curso es el hecho de diferenciar con gran precisión las características de un “joven cosecha”, un vino ligero, afrutado, elaborado a base de uvas de jóvenes viñas de menos de 12 años, fermentado a baja temperatura, unos 16º, de elevada acidez y muy apropiado para tapear, de un “roble”, cuyas uvas provienen de viñas de más edad, nunca viejas, fermentado ya a elevada temperatura, unos 28º, durante más tiempo y que tras varios cambios de tanque, pasa al menos cuatro meses encerrado en una barrica de roble y, llegados aquí, hagamos un inciso.

El hecho de envejecerlo en barricas tiene como finalidad suavizar la textura del vino y estabilizarlo provocando que los “ásperos” taninos se endulcen al polimerizarse, dando una sensación más agradable y redonda en la boca, al tiempo que le aportan “sabores”, a coco, a vainilla, a chocolate, a tabaco, a café, etc., en función del tipo de roble utilizado.

Las barricas pueden estar fabricadas con roble francés (más caro) o roble americano (más económico), hecho que tiene gran importancia dado que el primero le aportará matices más campestres, las famosas frutas del bosque, mientras el segundo lo hará más “lácteo”.

Las explicaciones continuaron comparando el “roble” cosecha 2012, que  presenta menor acidez y mayor presencia de taninos lo que le hace apropiado para acompañar comidas no excesivamente contundentes, con un “crianza” cosecha 2011, un vino más redondo, con al menos, 12 meses en barrica y otros tantos en botella, persistente en boca, de aroma complejo, cuya degustación exige mayor tiempo, curiosamente llegado este momento alguno de los participantes eran ya capaces de diferenciar las lluvias otoñales de las primaverales, para concluir con un “reserva” casecha 2008, cuyo color, mucho menos púrpura que los anteriores, nos indica que tras pasar los 12 meses habituales en la barrica había reposado al menos otros 36 meses en la botella.

Pero la crónica no termina aquí. Podeis seguir leyendo la primera parte a través de este vínculo

y a través de éste, la segunda parte